por Liliana Dadiego
Y cuando me parecía que ya no podía más,
Que el corazón se me salía y rebotaba de una pared a la otra,
Y caía flácido, gelatinoso sobre el piso de madera.
Que lo pisaban todos los que entraban porque no lo veían.
Que tirada en el piso, buscaba algo de dónde agarrarme
Para no caer más profundo.
Que la lengua, como un trapo reseco,
Buscaba qué lamer.
Ahí, como esperando el fin de mis fuerzas,
Apareciste.
Y reflejado en un pedazo de espejo,
Tu exótica sonrisa unió uno a uno mis pedazos.